🔥 ¿Exu es el “Diablo” de la Umbanda y la Kimbanda?
Desmontando mitos, reconociendo poder y rescatando la verdad ancestral
Por Portal Africanista
📅 Publicado el 22 de octubre de 2025
En los últimos años, la espiritualidad afro-brasileña ha ganado visibilidad como nunca antes. Miles de personas en Brasil y en el mundo hispanohablante se acercan a la Umbanda, la Kimbanda y otras líneas de raíz africana en busca de sanación, orientación y conexión con lo sagrado. Pero con esa visibilidad también llegan los malentendidos, los prejuicios históricos… y una pregunta que sigue generando polémica:
¿Exu es el diablo?
La respuesta corta es: no.
Pero la respuesta completa requiere viajar al corazón de la cosmovisión afrodescendiente, desarmar siglos de sincretismo forzado y recuperar la dignidad de una entidad malinterpretada.
🌑 ¿Quién es Exu, realmente?
En la tradición yoruba (Nigeria, África Occidental), Èṣù (pronunciado Eshu) es una de las divinidades más antiguas y complejas. No es un “demonio”, ni un ángel caído, ni una fuerza del mal. Èṣù es el mensajero entre los humanos y los Orixás, el guardián de los caminos, el equilibrador del destino y el administrador del axé (la energía vital).
Sin Èṣù, ninguna oración llega al cielo.
Sin Exu, ningún ritual se abre ni se cierra.
En Brasil, durante la colonización y la esclavitud, los africanos fueron obligados a ocultar sus creencias bajo figuras del catolicismo. Así, Exu fue sincretizado con el diablo cristiano —una estrategia de supervivencia que, con el tiempo, se volvió una trampa conceptual. Hoy, muchos aún lo ven como una figura “oscura” o “peligrosa”, cuando en realidad es la fuerza que mantiene el equilibrio entre lo alto y lo bajo, lo visible y lo invisible.
🔥 Kimbanda vs. Umbanda: ¿Dónde entra Exu?
Aquí es donde la confusión se profundiza.
En la Umbanda más tradicional y blanca, Exu suele ser “suavizado”, presentado solo como un guía de la calle, un protector humilde, casi domesticado. Algunas casas lo evitan por completo, temiendo su “fuerza bruta”.
En la Kimbanda, en cambio, Exu (y su contraparte femenina, Pombagira) se manifiestan en toda su potencia: crudos, directos, sexuales, justicieros, transformadores. No juzgan, pero exigen respeto. No perdonan la traición, pero recompensan la lealtad.
¿Es esto “malvado”? Solo si crees que la verdad incómoda es maldad.
Solo si piensas que el deseo humano, la justicia terrenal o la protección feroz son pecados.
🕯️ El prejuicio que persiste
Aún hoy, en 2025, hay quienes:
Evitan nombrar a Exu en voz alta.
Cruzan la calle al ver una ofrenda en la esquina.
Asocian cualquier altar con velas negras o botellas de cachaça con “brujería satánica”.
Este miedo no nace de la espiritualidad afro, sino del colonialismo religioso que equiparó lo africano con lo demoníaco. Y ese estigma daña profundamente a las comunidades que practican estas tradiciones con devoción, ética y amor.
Peor aún: criminaliza a quienes honran a Exu como parte de su identidad espiritual y cultural.
💬 ¿Entonces, hay que “temer” a Exu?
No se trata de temer… sino de respetar.
Exu no es un sirviente. No trabaja por caprichos. No hace magia negra por monedas.
Exu exige reciprocidad: si pides justicia, debes estar dispuesto a actuar con justicia. Si pides protección, debes honrar los límites sagrados. Si pides poder, debes asumir la responsabilidad que conlleva.
Como dice un viejo dicho en los terreiros:
“Exu no te da lo que no estás preparado para manejar.”
🌺 Cómo honrar a Exu con conciencia
Si sientes afinidad con Exu, no lo hagas por moda ni por desesperación. Acércate con:
Humildad: reconoce que estás ante una fuerza ancestral.
Limpieza espiritual: no trabajes con Exu si tu intención es dañar.
Aprendizaje: busca una casa seria, un pai/mãe de santo con ética.
Respeto a la tradición: no improvises rituales sin guía.
Y sobre todo: no lo llames “diablo”. Porque al hacerlo, no solo ofendes a una entidad sagrada…
ofendes a los millones de africanos y afrodescendientes que resistieron la esclavitud manteniendo viva su fe.
🌟 Reflexión final
Exu no necesita que lo defiendas.
Pero nosotros sí necesitamos entenderlo, para sanar el racismo espiritual que aún nos divide.
La próxima vez que veas una ofrenda en la esquina —una vela roja, un trago de cachaça, una flor de corte— no cruces la mirada.
Detente. Respira. Agradece.
Porque alguien, en silencio, está manteniendo abiertos los caminos… para todos.
💬 ¿Tú qué piensas?
¿Has tenido experiencias con Exu o Pombagira?
¿Crees que el prejuicio contra la Kimbanda está disminuyendo?

