En la tradición yoruba, se dice: "ÍGÌ-NLÁ LA FÌÌ LU AGO-NLÁ", lo que significa que se necesita un palo grande para tocar una campana grande. Esta expresión se utiliza en contextos ceremoniales, especialmente durante las prácticas religiosas donde se invoca a los Òrìsà, los deidades yoruba. Durante estas ceremonias, las campanas se utilizan junto con tambores y sonajeros para llamar la atención de las deidades que residen en el agua y en el aire. El sonido de la campana se considera efectivo para atraer su atención.
La metáfora de utilizar un palo grande para tocar una campana grande nos enseña sobre la importancia de prestar la debida atención a una tarea o problema en particular. Si necesitamos la atención de una deidad distante, no tiene sentido intentar llamarla con un instrumento pequeño que produce un sonido débil. De manera similar, cuando enfrentamos problemas en nuestra vida, es crucial abordarlos de manera adecuada y buscar la ayuda necesaria en lugar de ignorarlos o tratar de resolverlos solos.
En la cultura yoruba, se valora la idea de compartir los problemas y recibir apoyo de la comunidad. No se fomenta la idea de sufrir en silencio. Existe una fuerte tradición de cuidar y apoyar a los miembros de la familia ampliada, especialmente durante tiempos difíciles. Este proverbio nos recuerda que no hay vergüenza en buscar ayuda cuando la necesitamos y que es importante comunicar claramente nuestros problemas para recibir la asistencia adecuada.