El vudú también se practica en Cuba, Trinidad y Tobago, Brasil, así como en el sur de los Estados Unidos de América, especialmente en el estado de Louisiana, donde se conoce como voodoo hoodoo. El voodoo representa la religión, mientras que hoodoo es el sistema mágico, dos elementos diferentes pero complementarios, según los residentes de Louisiana, que describen así la marca distintiva del vudú criollo.


En la isla de Martinica, se practica un vudú muy similar al de Haití debido a su pasado como colonia francesa y la presencia de esclavos africanos, como en el resto de las Antillas.


Aspectos generales


Los puntos clave de la filosofía vudú y los principios rectores de vida más importantes para la población haitiana incluyen:


Respeto y veneración al Gran Mét, o Bondye, árbitro supremo de nuestro destino.

Respeto, honor y servicio a los Lwa (Luá), protectores del individuo, del grupo y de la comunidad.

Respeto hacia los Muertos.

Respeto, honra, obediencia y asistencia a los ancianos, patriarcas y matriarcas de la familia y la comunidad.

Generosidad y buena convivencia con los vecinos y extranjeros.

Solidaridad y ayuda en todos los niveles de parentesco, amistad y comunidad.

Aspectos jerárquicos vuduístas


El vudú no tiene una estructura jerárquica organizada. Los houngans y mambos son líderes de cofradías más que miembros de un clero jerarquizado. Cualquier persona puede ser hougan o mambo siempre que cumpla con los requisitos fundamentales y pase por los ritos de iniciación conocidos como kanzó.


La jerarquía se organiza dentro de cada santuario, con un houngan o mambo presidiendo, nunca ambos a la vez, ya que un dignatario del culto no se subordina a otro. El houguenikón, jefe del coro de una sociedad vuduísta, puede ser hombre o mujer y reemplaza al sacerdote principal del culto cuando está en trance ritual o poseído por un luá. El la-place asume la función de maestro de ceremonias, interpretando el canto ritual de los dioses. En las ceremonias, abre las procesiones y saluda a los espíritus que aparecen.


En el último peldaño de la escala están los hounsí (hunsí), quienes, después de pasar por los ritos de iniciación, asisten al houngan o mambo. Se encargan principalmente del orden y la limpieza del templo, la preparación de ofrendas y la formación del coro.


Los honorarios principales de los houngan y mambo provienen de las curaciones de enfermos y las consultas de adivinación, así como de las iniciaciones y la venta de productos mágicos y talismanes. Sin embargo, estos líderes pueden revelar rasgos de personalidad que los hacen temibles, susceptibles, coléricos y vanidosos. Sólo el dios protector del houmfort controla los abusos de estos personajes.